Del río al riel: Los 110 años del ramal ferroviario Talca–Constitución
Durante siglos, el río Maule fue la principal arteria de conexión entre el interior del valle central y el océano Pacífico. Por sus aguas circularon mercancías, personas y una cultura profundamente ligada a la navegación fluvial, a los faluchos maulinos y a los llamados "guanayes", marinos de agua dulce cuya destreza era clave para sortear los caprichos del río. Este dinamismo económico y humano permitió que en 1828 Constitución fuese declarado Puerto Mayor de la República de Chile, consolidándose como uno de los enclaves más importantes del litoral central.
Sin embargo, la prosperidad fluvial convivía con riesgos permanentes. Ya en 1853, el opúsculo Observaciones sobre la mejora de la barra del Maule y su navegación interior advertía los peligros del banco de arena que se formaba en la desembocadura del río, causante de frecuentes pérdidas humanas y materiales. A ello se sumaría, hacia fines del siglo XIX, un cambio estructural decisivo: la expansión del ferrocarril.
El declive del puerto y la necesidad de un ramal
La construcción del ferrocarril longitudinal sur terminó por desplazar la navegación fluvial como eje del transporte regional. En 1883, el mismo año en que el gobierno autorizó la adquisición de material para construir el ramal Talca–Constitución, la ciudad perdió su categoría de Puerto Mayor. Las zonas ubicadas al oeste de la línea férrea quedaron entonces en una situación de aislamiento que solo podía resolverse mediante una conexión directa con Talca.
Los estudios de ingeniería comenzaron en 1888, y el avance fue lento, marcado por dificultades geográficas, técnicas y financieras. El primer hito se alcanzó el 13 de agosto de 1892, cuando el tren partiendo de Talca realizó su primer recorrido hasta la estación Curtiduría. Dos años más tarde, el 1 de noviembre de 1894, la vía se extendió hasta Pichamán, y en diciembre de 1897 llegó a Huinganes, reduciendo un trayecto fluvial de tres días a solo algunas horas por riel.
Trenes, estaciones y un territorio en transformación
A comienzos del siglo XX, el ferrocarril avanzó hasta la ribera norte del Maule, frente a Constitución, en el sector Banco de Arena, donde se estableció una estación en 1902. Desde allí, los pasajeros cruzaban el río en botes o vapores hasta el muelle fiscal. El lugar comenzó a poblarse, dando origen a un nuevo asentamiento asociado directamente al tránsito ferroviario.
Hasta 1915, las locomotoras a vapor tipo tender circularon entre estaciones y parajes como Colín, Rauquén, Curtiduría, Infiernillo, Tanguao, El Álamo, Maquegua y Rancho Astillero. Capaces de arrastrar hasta 200 toneladas, transportaban coches de pasajeros de distintas clases y carros de carga, integrando económica y socialmente a un territorio que durante décadas había dependido casi exclusivamente del río.
Veintiséis años y siete gobiernos
La construcción del ramal Talca–Constitución se extendió por casi 26 años, atravesando siete gobiernos, desde José Manuel Balmaceda hasta Ramón Barros Luco. Ningún presidente recorrió íntegramente el ramal ya concluido; solo Pedro Montt, en 1907, viajó parcialmente para inspeccionar el avance de las obras.
El último gran obstáculo fue el puente Banco de Arena, cuya construcción se prolongó por 14 años. Finalmente, a fines de 1915, el puente fue concluido, permitiendo que el tren llegara por primera vez directamente a Constitución.
Una inauguración histórica
El domingo 19 de diciembre de 1915, según relató El Mercurio, se inauguró solemnemente el puente sobre el río Maule, una de las obras ferroviarias más importantes del país por su costo —aproximadamente $1.800.000 de la época— y por las enormes dificultades técnicas que implicó. La estructura, encargada a la firma francesa Schneider y Cía., fue sometida a pruebas con trenes pesados que resultaron “espléndidas”.
Autoridades, ministros y una numerosa comitiva participaron de la ceremonia, mientras el pueblo de Constitución celebraba con entusiasmo una obra que prometía abrir “horizontes espléndidos” para el histórico puerto. Tras la bendición e inauguración, la delegación fue agasajada en la ciudad, en medio de un clima de esperanza y orgullo colectivo.
El legado del ramal maulino
La conclusión del ramal Talca–Constitución marcó el fin definitivo de la era fluvial del Maule y el inicio de una nueva etapa de integración territorial basada en el ferrocarril. Aunque sepultó una cultura ligada al río y a la navegación, el tren se convirtió en un símbolo de progreso, conectividad y memoria regional.
Más de un siglo después, el ramal sigue siendo un emblema del patrimonio ferroviario chileno y un testimonio material de cómo el Maule transitó, literalmente, del río al riel.