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Tesoros de la Independencia

En alguna oportunidad el historiador británico John Lynch definió las revoluciones hispanoamericanas como "repentinas, violentas y universales". Desde la prisión de Carlos IV y su hijo Fernando VII por parte de Napoleón a partir de 1808, el imperio español sufrió el desmembramiento de la mayoría de sus posesiones americanas en menos de dos décadas, con la excepción de las islas caribeñas de Cuba y Puerto Rico.

El proceso emancipador hispanoamericano no fue un proceso aislado sino que se inscribe en el largo período de revoluciones democráticas configuradas en el mundo Atlántico desde el último cuarto del siglo XVIII. Anterior al desmembramiento del imperio español y el surgimiento de las repúblicas latinoamericanas encontramos procesos análogos en Estados Unidos, Francia y Haití. Mientras un nuevo orden fue establecido sobre los restos del imperio español de manera sangrienta y violenta en América, de manera simultánea Brasil se separó de Portugal de forma pacífica, pero mantuvo la forma de gobierno monárquica hasta fines del siglo XIX.

En ese contexto se inscribe el surgimiento de la república en Chile. Se inicia con la instalación de la Primera Junta Nacional de Gobierno, el 18 de septiembre de 1810, cuyos miembros, asistentes y corporaciones juraron su lealtad al cautivo monarca español Fernando VII. Tras el acto realizado en Santiago, en los días siguientes diversas ciudades y villas, entre ellas las del Maule, reconocieron y juraron obediencia a la nueva institucionalidad surgida en la capital. No hubo asomo entonces de un quiebre político con el soberano español.

A poco andar, sin embargo, nuevos actores irrumpieron en la escena nacional, entre los que sobresale la figura de José Miguel Carrera. Una serie de medidas como la promulgación del Reglamento Constitucional de 1812, el establecimiento de la primera bandera y escudo, la creación del primer periódico nacional, La Aurora de Chile, la fundación del Instituto y la Biblioteca Nacional, y el establecimiento de las primeras relaciones consulares con una potencia extranjera, Estados Unidos, forman parte de un gobierno que piensa administrar el poder de manera completamente distinta, autónoma, como se había ejercido durante los tres siglos anteriores, aunque manteniendo la figura del rey de España como elemento vinculante con el imperio hispánico.

Las medidas políticas significaron la irrupción del poder español asentado en el virreinato del Perú a partir de 1813. La guerra estalló entre quienes querían retornar al status quo de 1810, apoyados por tropas realistas provenientes de Chiloé, Valdivia, Concepción y el virreinato, y aquellos que querían mantener la autonomía conseguida en los últimos años. La tierra y principalmente los campos del Biobío y el Maule se tiñeron de sangre. En una primera parte, Chile central, entre La Serena y Concepción, fue el escenario de la muerte y la destrucción entre los hijos de una misma tierra con ideales diferentes. Fue una verdadera guerra civil que se extendió hasta comienzos de la década de 1830 en que se logró la aniquilación de los últimos partidarios realistas, pero cuya causa había degenerado en sembrar el terror a los alicaídos habitantes de Chile central.

El breve interregno realista entre fines de 1814 y comienzos de 1817 fue superado por el establecimiento de la república a partir de ese último año. Chacabuco abrió las puertas para que el Ejército Libertador de Los Andes, comandado por José de San Martín, diera un impulso definitivo al proceso emancipador no solo de Chile sino también del cono sur americano. La instalación del gobierno de Bernardo O'Higgins vino entonces a dar un giro radical a la independencia sudamericana. Su gobierno no solo impulsó la separación definitiva de España, cuyo acto principal fue la Proclamación de la Independencia de Chile el 12 de febrero de 1818 en la Plaza de Armas de Talca, sino también propició una serie de medidas como las constituciones políticas de 1818 y 1822, la creación de las Escuela Militar y Academia de Guardiamarinas, el establecimiento de la bandera y escudo actual.

El Chile independiente surgido en 1818, y por extensión el cono sur americano no estaba seguro si se mantenía el fuerte bastión español en Perú. Así lo comprendieron San Martín y O'Higgins. El nuevo Estado chileno se dio entonces a la tarea de expulsar de su territorio los enclaves españoles, cuestión que logró en Valdivia en 1820, mientras Chiloé debió esperar hasta 1826, en instantes en que O'Higgins se hallaba desterrado en Lima. Como sea, la obra más grande del gobierno de este último fue la organización de la Expedición Libertadora del Perú, que significó un enorme esfuerzo del novel Estado chileno, de sus hijos, su erario y sus armas, para conseguir la emancipación del virreinato y con ello la instauración de las repúblicas en América del Sur.

La breve selección de piezas históricas que hoy presentamos son testigos de ese álgido mundo. Armas, documentos, medallas y monedas, entre otros, son fragmentos de una historia de dolor y sangre, pero también de esperanzas e ideales que iluminaron a patriotas y realistas en pos del Chile de sus sueños, del cual emergió una república con virtudes y defectos propios de los personajes que la impulsaron. Queda en nosotros avanzar sobre los ideales repúblicanos que nos legaron dos siglos atrás chilenos que hicieron suyos ideales como igualdad y libertad. Ese es el mejor legado que podemos dejar a nuestro hijos y será el mayor reconocimiento a nuestros antepasados que construyeron un Chile republicano.

Virgen de La Merced, de José Gil de Castro
Virgen de La Merced, de José Gil de Castro
Virgen de La Merced, de José Gil de Castro
Virgen de La Merced, de José Gil de Castro
Virgen de La Merced, de José Gil de Castro
Virgen de La Merced, de José Gil de Castro
Virgen de La Merced, de José Gil de Castro
Medalla Centenario Batalla de Yerbas Buenas, 1913
Medalla Centenario Batalla de Yerbas Buenas, 1913
Moneda de 1 Real, 1808
Moneda de 1 Real, 1808
Pistola de chispa, siglo XIX
Pistola de chispa (detalle), siglo XIX
Pistola de chispa, siglo XIX
Pistola de chispa (detalle), siglo XIX
Bernardo O'Higgins, c.1820